dilluns, 26 de novembre del 2012

Ikea, un nou menjador social?

Aquest article circula per la xarxa atribuit a Ángeles Caso, però en realitat és del periodista Gonzalo Suarez. Publicat a El Mundo el 22 d'Abril de 2012. Es de suposar que la situació actual encara serà pitjor...

El reprodueixo per el seu evident interés humà, i perque també vagi quedant constància del veritable autor. 

Posa els pèls de punta, aviso.

 





HOY COMEMOS LOS 6 EN IKEA POR 5 EUROS
Gonzalo Suárez

 
Perritos a 50 céntimos, albóndigas a un euro... Personas en apuros recurren a las ofertas de Ikea para comer caliente. Un cliente: «Quien pasa hambre es porque quiere» 
La mujer se plantó ante el mostrador de Puri, en la cafetería del Ikea de Murcia, al caer la tarde. En una mano llevaba un billete de cinco euros; en la otra, un repóquer de niños hambrientos. Pidió cinco menús infantiles: pasta, yogur y zumo a un euro por cabeza.
- Cocinera, ¡échanos más macarrones, que tenemos hambre!-, aullaban los chavales. 
- Hágales caso. Ellos tienen hambre... y yo no tengo más dinero-, terció la mujer. 
La cocinera se conmovió ante la escena. Así que, disimuladamente, sirvió un cacito extra a cada niño. «Eso sí, la madre se quedó sin cenar», recuerda. 
La cafetería de Puri, como la de las 18 tiendas de Ikea en España, lleva meses a reventar. Y no sólo de clientes que toman un tentempié mientras amueblan la casa. También hay personas en apuros económicos que combaten el hambre con las ofertas de la empresa sueca. «Desde que empezó la crisis, esto es el no parar», resopla la cocinera. 

En Ikea se puede comer todo un día por sólo tres euros. De desayuno, café y un bollo: 50 céntimos. De comida, un menú infantil: un euro. De merienda, un perrito caliente: medio euro. Y, de cena, diez albóndigas con puré de patatas y salsa de arándanos: otro euro. Más barato que cocinar en casa. De ahí que hayan surgido auténticos expertos en exprimir estas ofertas. Como Israel, de 36 años, y Cecilia, de 28, que visitan dos veces a la semana el Ikea de Alcorcón (Madrid), a los que hoy se ha unido la madre de ella, María Luisa. Por sólo 5,80 euros, cenan los tres: dos raciones de albóndigas, tortitas con nata, más pan, café y refresco. 

El trío explota todas las rendijas del sistema. El café les sale gratis porque tienen la tarjeta Ikea. El refresco es rellenable, así que comparten un vaso entre todos. Y los días que no hay oferta de albóndigas, se contentan con el menú infantil. «Con eso cenas... Aquí quien pasa hambre es porque quiere». Así, algunos han convertido Ikea en una especie de comedor social. En el Ikea de Jerez, tres matrimonios con hijos cenan allí casi todos los días. Piden albóndigas más un refresco para compartir. Los días especiales, añaden un cucurucho de helado para los niños. La familia duerme con el estómago lleno por cuatro o cinco euros. «Ni McDonald´s puede competir con esto», coinciden Silvia y Rubén, dos inmigrantes mexicanos que cenan albóndigas y refresco de cola en el Ikea de Hospitalet. «Es bueno. Es barato. Y el lugar es cómodo». Cuando fundó Ikea, Ingvar Kamprad solía decir: «Un estómago vacío no compra muebles». 

Ahora, la crisis ha falseado esta sentencia. Cada vez más clientes utilizan el atajo semioculto que permite saltarse el laberinto de muebles y plantarse directamente en la cafetería. «Muchos sólo vienen a comer», confirman los sindicatos. En Ikea no facilitan estadísticas sobre este fenómeno. En cambio, sí que confirman que han modificado su política de precios por la crisis. «Este año hemos reducido los precios de nuestros productos de alimentación más vendidos para que todo el mundo pueda comer comida de calidad a buenos recios», dice Kevin Johnson, director del área de restauración de Ikea. Seis millones de perritos, 16 millones de albóndigas... 

Las cifras de ventas son colosales. En total, sus cafeterías facturaron 55,67 millones de euros el año pasado, un 23% más que en 2009. Y eso que han recortado sus precios, lo que significa que el volumen de comida que han servido crece todavía más. En Alcorcón, nada hace intuir esta tendencia. La clientela parece la de siempre: jóvenes que montan su primer hogar, familias cargadas de muebles... Pero, entre el gentío, se detecta a los que sólo han venido a comer. El jubilado que rellena el café tres o cuatro veces. El cuarentón que recicla un vaso de la basura para tomar un refresco gratis. Los clientes que remolonean hasta las 17:00, cuando entra en vigor la oferta de las albóndigas a un euro. En el Ikea de Badalona, por ejemplo, un hombre demacrado almorzaba todos los días dos perritos calientes y varios vasos de refresco. 
-Señor, que esto no es sano-, le decía la responsable del tenderete. 
-Ya, hija, pero no puedo permitirme otra cosa.

Hace semanas que el cliente no aparece a su cita diaria. «Estoy preocupada», admite la camarera. De vuelta a Murcia, Puri recuerda a la pareja que pidió cuatro raciones de albóndigas: dos para comer en el momento, otras dos para un tupper.. O el matrimonio de ancianos que, avergonzados, le pidieron comida gratis. «Saqué dinero de la taquilla, me puse a la cola y les invité a cenar...», recuerda. «A veces, este trabajo te parte el alma».


Recordeu que aquesta setmana el divendres i dissabte es realitza el GRAN RECAPTE del Banc dels Aliments. Recollida de llegums seques, llet, oli i llaunes de peix en conserva.



2 comentaris:

Ricard Sampere ha dit...

Això que dius, ja m'havia arribat de manera confidencial, per part d'una persona propera, relacionada amb el de Badalona.

Ja a nivell no dramàtic, dir-te que personalment he dinat molts dies allà, amb 4 o 5 "perritos", de manera que el venedor, sempre s'ha extranyat d'una sola beguda, com si no entengués que eren tots per mi.

locasita ha dit...

Impressionant...